Se puede decir más alto,
pero no más claro.
LTY.-
Desde hace ya algunos años se viene observando en Cataluña (en
determinados círculos e instancias) una sorprendente e inquietante
deriva filoislámica que ha tomado una fuerza inusitada en los últimos
tiempos, y que sin duda irá a más, a tenor de los episodios que se
producen a diario en esa dirección.
A contramano del sentir mayoritario de una sociedad que experimenta
un creciente rechazo al fenómeno de la invasión musulmana y la
islamización rampante que conlleva, los partidos locales de izquierda y
nacionalistas, haciendo gala de una extraña inclinación y benevolencia
hacia esa ejército de intrusos, se desviven por ellos y multiplican los
gestos amistosos en esa dirección. En esa política se ven secundados, en
el ámbito mediático, por una prensa y una televisión de andar por casa,
no ya acríticas, sino francamente exhaltadoras del mundo
religioso-cultural árabe-musulmán, a las que se añade un elenco
variopinto de “intelectuales”, artistas y saltimbanquis de difícil
clasificación, algunos de ellos sin oficio conocido pero con la lengua
bien larga, todos ellos rendidos por igual a esa fascinación por el
islam que es la marca de identidad de esta caterva de “bellas almas”
entregadas a la demolición de su propia cultura.
Como telón de fondo de esa embelesada admiración y de ese insólito
respeto por el moro (aquí en el sentido histórico y aun académico del
término: musulmán. Consultar la Real Academia de la Lengua) y sus
infinitas lacras morales, sociales, culturales y espirituales, se afirma
un progresivo antiespañolismo que no lleva camino de remitir, sino que
anticipa la ruptura definitiva (primero sicológica y después quien
sabe…) con la patria común. Posiblemente esto ocurre en función de una
ley de compensación, por efecto de un mecanismo de contrabalenceo: se
adopta una novedad al tiempo que se desecha lo conocido, se rinde uno a
lo extraño y se reniega de lo propio, se deshereda al hijo y se colma de
atenciones al vecino, se desacredita al compatriota y se canta
alabanzas al extranjero, se ataca al hermano y se le brindan honores al
enemigo, se le niega el pan y el techo al hombre de valor y se le da
comida y sábanas blancas al forajido. Es un sistema.
Se verifica el movimiento siguiente: cuanto más antiespañol es el
partido o el medio de comunicación, más proislámico se muestra este en
sus manifestaciones y valoraciones. Cuanto más agresivamente expresan su
desapego de España y todo lo que le atañe, en contrapartida más se ante el islam. Cuantas más ofensas y agravios profieren
contra todo lo que de una manera u otra, significa o personifica “lo
español” (que no excluye, claro está, “lo catalán”, aunque ellos piensen
lo contrario), más amables, respetuosos y complacientes se manifiestan
con el rebaño de Mahoma. Y mientras el idioma de Cervantes es ya
considerado como un idioma extranjero para la enseñanza, no obstante ser
hablado en Cataluña desde hace 1000 años, y marginado cuanto más
posible para la vida institucional y oficial, reducido a una mínima
expresión indigna de su categoría e irrespetuosa con la historia, en
“casa nostra” ya se está introduciendo el árabe (¡y el beréber -o
tamazig!) en el sistema educativo primario (de momento en horario
extraescolar, pero en escuelas públicas y con profesores pagados por la
Generalitat).
Y no es la primera vez que la Generalitat y el Ayuntamiento de
Barcelona, en aparente competición por atraerse el favor de esa legión
de futuros votantes, han editado folletos y comunicados en árabe y
catalán, pero no en castellano. Incluso en pasadas elecciones se vieron
en las paredes de Barcelona carteles electorales en árabe (!?). Como
testimonio anecdótico de este estado mental cada día más evidente pongo
como ejemplo el haber visto en un par de ocasiones por las calles de
Barcelona unas pintadas que proclamaban significativamente: “Avans
marroquins qu´espanyols”. A los descerebrados que dicen eso, les aseguro
que sus enfermizos deseos se van a ver pronto cumplidos, al paso que
vamos. Cuando anden escupiendo sangre bajo la brutal bota moruna, cuando
los imanes cortadores de cabezas impongan su ley en los barrios donde
ha sentado sus reales esa peste, y que de aquí a poco serán territorios
liberados del islam, ya veremos si siguen pensando lo mismo.
Desde hace varios años ya, en la fecha de la fiesta musulmana del
cordero,TV3 de Cataluña retransmite en directo, integramente y con
subtítulos en catalán, ante la presencia babeante de ternura de altos
funcionarios autonómicos, el rezo multitudinario en algún polideportivo
del barcelonés barrio del Ravalistán (antes Raval), amena y pintoresca
barriada donde las distintas Policías del Estado desmantelan un grupo
terrorista cada 15 días como promedio.
La TV catalana, correa de transmisión mediática del Gobierno
autónomico, se dedica sin empacho a exhaltar el islam y presentarlo ante
los ciudadanos como un hecho normal y positivo, desprovisto de toda
conflictividad y perfectamente integrado, y demuestra tener la voluntad,
los medios y el santo cuajo de dedicarse a halagar el sentimiento
islámico de esta marabunta que se nos ha metido en casa sin permiso y
que está convirtiendo a Cataluña (el resto de España no es diferente) en
una sucursal del Magreb, de Oriente Próximo y de Paquistán bajo la
atenta mirada y la cretina complacencia de los tarados que nos
gobiernan.
¿Qué hay detrás de este contínuo homenaje al islam, de esta
antinatural simpatía, a contracorriente de la razón y de la misma
Historia, por estos invasores orientales, nuestros enemigos históricos
más pertinaces y sanguinarios, que vuelven de nuevo con la misma
prepotencia y arrogancia que en siglos lejanos para destruir y
conquistar nuestro país y poblarlo con su hormigueante prole (sin
desenvainar en esta ocasión el alfanje, pues los recibimos con los
brazos abiertos) ? ¿Afinidad espiritual? ¿Voluntades compradas?
¿Donativos en petrodólares? No es de descartar que los mismos que se
gastan fortunas para fomentar el islam en el mundo, y construir
mezquitas, algunas de ellas de proporciones faraónicas, a mayor gloria
de Alá tanto en tierras de creyentes como en tierras del infiel, también
se dediquen a “invertir” estratégicamente en los sectores “creadores de
opinión”, en los órganos de información y propaganda, en las empresas
manipuladoras de conciencias y lavadoras de cerebros, además en los
centros de poder y decisión, en una palabra: los medios de comunicación y
la clase política.
Pues si bien hay imbéciles, que por elemental esnobismo
seudointelectual o por puro papanatismo progre y multicultural está
abonados a este movimiento y trabajan ad honorem por esta causa, también
debe haber otros, más espabilados, que han visto ya en esta nueva
situación un filón de halagüeñas perspectivas preñadas de billetes
verdes, una oportunidad única de llenarse los bolsillos a poco esfuerzo
con la tradicional política de sobornos y “bakchichs” (propinas) de la
cultura árabe-musulmana. En Cataluña, como en el resto de España, no
faltan los flojos dispuestos a vender a su madre por un puñado de
monedas, o mejor dicho, por alguna Samsonite repleta de “cromos” de cien
dólares de curso legal. El tiempo nos irá diciendo si este novedoso
cariño por el islam es genuino o está motivado por razones más prosaícas
y al mismo tiempo “sonantes”.
Al margen de los intereses de diversa índole (dinero fácil o calculos
electorales a mediano plazo, para cuando estos musulmanes, una vez
conseguida la nacionalidad, estén en condiciones de votar para sus
benefactores), algunos apreciamos algo más en esta anormal simpatía
hacia el islam y en esa alarmante tolerancia hacia su agresiva expansión
actual. Asistimos, como consecuencia de un severo reblandecimiento de
las meninges de aquellos que dirigen la cosa pública, al encumbramiento
de las nulidades, al entronizamiento de todo lo turbio y lo inferior,
que tiene como efecto este acercamiento a nuestros enemigos declarados, y
esa sumisión a las influencias corruptoras de un mundo mahometano que
es la negación de nuestra identidad moral y espiritual es el sello
indeleble de la degradación de la cultura dominante y de la esterilidad
de las clases dirigentes, ineptas y agotadas, incapaces ya de liderar
ningún proyecto de grandeza para esta sociedad desarbolada y confusa,
disminuida en su antigua estatura por el predominio de las mediocridades
satisfechas.
Fuente: Alerta Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios realizados deben ser respetuosos y no se permitirán los insultos o descalificaciones. El objetivo del Movimiento es concienciar y alertar a la ciudadanía por lo que consideramos que sería perjudicial admitir dicho tipo de comentarios.